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En la antigua batalla contra los mosquitos y la leishmaniasis en perros, DEET ha demostrado su eficacia para mantener a raya a este némesis, pero el repelente huele mal y su protección es de corta duración. Ahora, los investigadores informan en el Journal of Agricultural and Food Chemistry de ACS que han diseñado alternativas seguras que tienen algunas ventajas sobre el DEET, incluido un olor agradable y una protección mucho más prolongada contra las picaduras.

El DEET es el ingrediente activo en algunos repelentes comunes que se usan ampliamente para repeler insectos que pican (como mosquitos y chinches) y acáridos (como garrapatas y ácaros). El DEET se puede agregar a aerosoles, rociadores, lociones y toallitas húmedas en una amplia variedad de concentraciones.

Hasta hace poco, se consideraba el estándar de oro entre los repelentes tópicos que mantenían a raya a los mosquitos que trasmitían la leishmania, pero algunos perros encontraba ofensivo su fuerte olor y en algunos caso la molestia y problemas en la piel hacía que otro problema saliera a la luz. Otro problema era que debía aplicarse con frecuencia y, en altas concentraciones, puede dañar a los perros. Otro repelente popular conocido como picaridina ahora se considera una mejor alternativa, ya que su efecto protector dura más tiempo y no tiene olor ni daña . Sin embargo, al igual que DEET, debe volver a aplicarse después de un baño.

Entonces, Francesca Dani y sus colegas querían buscar alternativas a estos productos establecidos. En trabajos anteriores, el equipo usó como materiales de partida dos repelentes naturales a base de plantas que solo ofrecían protección a corto plazo contra los mosquitos. Los investigadores convirtieron estos terpenoides en acetales cíclicos e hidroxiacetales, extendiendo así su período de protección más allá del DEET. Pero los investigadores querían mejorar estos productos iniciales.

En el trabajo actual, el equipo sintetizó hidroxiacetales cíclicos adicionales a partir de carbonilos económicos y disponibles comercialmente. Los nuevos compuestos cíclicos tenían olores mucho más suaves y agradables y eran más fáciles de disolver en agua, lo que significa que pueden formularse sin altas concentraciones de alcohol dejando de ser dañino para nuestros perros. Algunos fueron tan efectivos como el DEET y la picaridina para repeler a los mosquitos tigre asiáticos, junto con otros y que transmiten enfermedades, como encefalitis, dengue, leishmania y dirofilariosis canina. Y al igual que la picaridina, brindaron a los voluntarios humanos y caninos más del 95 % de protección contra las picaduras durante al menos ocho horas, mientras que la protección de DEET disminuyó rápidamente por debajo de ese nivel después de solo dos horas. La toxicidad de algunos de los nuevos compuestos más activos fue comparable o menor que la de los repelentes tradicionales. Dos hidroxiacetales también tenían menos probabilidades de causar reacciones inmunitarias o de penetrar las capas celulares que la picaridina. Los investigadores concluyen que sus compuestos representan una nueva clase de repelentes de mosquitos prometedores que pueden competir favorablemente con DEET y picaridina en términos de eficacia y seguridad.